DOI 10.36638/1981-061X.2025.30.2.766  
Los orígenes del pensamiento ontológico en  
Georg Lukács  
The origins of ontological thought in Georg Lukács  
Diego Fernando Correa Castañeda*  
Resumo: En este artículo se hará un  
acercamiento a los diferentes períodos creativos  
de Georg Lukács en busca del sistema categorial,  
contenido a través del cual construyó su  
pensamiento ontológico. La ubicación de las  
categorías en las obras más representativas nos  
permitirá ver el desarrollo intelectual y, además,  
descubrir las diversas corrientes de pensamiento  
que iban a la par de sus creaciones, hasta llegar  
a su opus postumum: la Ontología del ser social  
en la que los diferentes campos ontológicos  
quedan consignados.  
Abstract: In this article we will approach the  
different creative periods of Georg Lukács in  
search of the contained categorial system  
through which he constructed his ontological  
thought. The location of the categories in the  
most representative works will allow us to see  
the intellectual development and, in addition, to  
discover the different currents of thought that  
went hand in hand with his creations, until we  
reach his opus postumum: the Ontology of  
social being in which the different ontological  
fields are consigned.  
Palavras-chave:  
pensamiento ontológico; categorías; ontología;  
campos ontológicos  
Sistema  
categorial;  
Keywords: Categorical system; ontological  
thought; categories; ontology; ontological  
fields.  
Introducción  
«Lukács… estaba cada vez más convencido de que tenía que asumir el papel  
de constructor de puentes para una nueva generación hacia un futuro marxismo  
renovado y progresista que regresara a Marx.» (cf. BENSELER, 1986b, p. 742)  
«… el motivo principal para escribir su ontología: La importancia  
del verdadero marxismo como única salida.» (cf. EÖRSI, 1976, p. 11)  
«Más allá del contenido objetivo de los Prolegómenos, hay que admirar el asombroso logro  
humano: la poderosa proeza con la que Lukács trató de contener la enfermedad que se estaba  
filtrando, utilizando los sacos de arena [homokzsákjait] de sus conceptos y convicciones».  
(DANNEMANN, 1986a, p. 12)  
«Si la historización resultara adecuada a su objeto, el campo teórico de  
Lukács quedaría definitivamente identificado como un lugar de fracaso. Quienes  
historizan a Lukács ya han dejado de tomarlo en serio.» (cf. BENSELER, 1986b, p. 733)  
Los primeros escritos de Georg Lukács son un compendio de ética y estética,  
todos filtrados a través de la forma ensayística. Las referencias sobre la ética son fáciles  
de encontrar debido a lo prolífico de sus aportaciones en el campo del comportamiento  
y la conducta humana. Sin embargo, el contraste con la ontología es muy notorio, no  
*
Máster en Filosofía Teórica y Práctica (Filosofia). Universidad Nacional de Educación a Distancia  
Facultad de Filosofía: Madrid, ES; diegocorreacast@gmail.com.  
ISSN 1981 - 061X v. 30, n. 2 jul.-dez., 2025  
Verinotio  
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Los orígenes del pensamiento ontológico en Georg Lukács  
encontramos referencias explícitas sobre ella. Al menos no hasta Historia y conciencia  
de clase, en donde más que una alusión directa a la ontología, lo que se puso en juego  
fue el intento, basado en un contraste entre las posturas de Hegel y de Marx, y  
utilizando la categoría de totalidad, de captar una nueva posición sócio-ontológica que  
le permitiera sobrepasar las posiciones del positivo académico y del marxismo  
heterodoxo imperantes en la época (cf. BENSELER, 1986b, p. 733). A estos nuevos  
objetivos se podría acceder haciendo un acercamiento a través del complicado sistema  
categorial que compone esta crucial obra; además de esto debemos atenernos a  
percibirlas de manera muy sutil, estableciendo el indisoluble contacto que hay oculto  
entre ellas, la ontología, y las diversas disciplinas. De este modo podría decirse que  
las afecciones sentimentales, los estados de ánimo, los vínculos que estrechan los lazos  
con las personas más cercanas en el caso de Lukács, las referencias directas son  
Irma Seidler y Leo Popperson el acicate detrás del cual se esconden las aportaciones  
ontológicas. Entendidas así, las primeras obras del autor que nos ocupa son ricas en  
referencias a la constitución de sentido que les dan a sus vidas los sujetos implicados  
en los complejos entramados dialécticos puestos en juego en la forma ensayística  
intrincada en que han sido establecidos, incluyendo las vivencias del propio autor,  
junto con sus dos queridos amigos. Inclinándose la balanza hacia el lado de Irma, «la  
redentora» (LUKÁCS, 1985, p. 75), a quien no solo está dedicada la obra más  
representativa del periodo, El alma y las formas, sino la singularidad que ocupa todos  
los espacios, llegando incluso a confundirse con la plétora de autores a los que la  
colección de bellos ensayos se ocupa de refigurar (LUKÁCS, 1985, pp. 84; 88; 94;  
98)1.  
En este sentido, la desaparición de sus dos grandes amigos por trágicos  
acontecimientos ocurridos en el año de 1911 produjo en Lukács una profunda crisis  
que lo llevó a pasar del idioma húngaro, en el que escribiera hasta entonces, al alemán  
(LUKÁCS, 1985, pp. 67; 106), con las inevitables consecuencias que esto pudo haber  
acarreado, no solo en su modo de expresión, sino también de pensamiento.  
«La historia de una obra póstuma» es el título del prefacio que escribió István  
Eörsi a la primera edición de Sobre la ontología der ser social en húngaro en el año de  
1976 (cf. EÖRSI, 1976, pp. 13-4)2. El camino y los motivos que llevaron a Georg Lukács  
1
Aquí quedaron consignadas las veces que Lukács vio a Irma como la protagonista verdadera de los  
ensayos que componen El alma y las formas. «El ensayo sobre Philippe está madurando de una manera  
extraña. Parece que será el genuino ensayo sobre Irma» (84); «… también el ensayo sobre Ernst será un  
ensayo sobre Irma» (88); «El ensayo sobre Philippe será en verdad el gran ensayo sobre Irma» (94);  
«creo que resulta apenas perceptible ni siquiera para Leoque el carácter radical del ensayo sobre  
Ernst… [Metafísica de la tragedia] es el de un ensayo sobre Irma» (98).  
2 «Por último, unas palabras sobre el título. En el curso de su obra, György Lukács lo cambió de Ontologie  
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a escribir con setenta años, la que él mismo denominó «la verdadera obra de mi vida»  
esto lo dijo cuando contaba con ochenta y un años(cf. EÖRSI, 1976, p. 9) deben  
ser recorridos de nuevo para que el lector de lengua española ubique de manera clara  
los momentos históricos previos y actuales que lo condujeron a la gestación de una  
de las obras filosóficas más importantes del siglo XX.  
¿Por qué el principal movimiento de vanguardia, el expresionismo,3 surgido en  
Alemania a principios del siglo XX enmarcado entre los años 1910 y 1923no  
está presente en la obra contemporánea de Lukács?4 ¿Se debe esto quizás, como  
dicen Abendroth, Holz y Kofler, a que los aspectos sociales aún no estaban puestos  
en claro en Alemania? (HOLZ et al., 1971, p. 7). Para un autor que goza del prestigio  
de ser un fiel representante de su tiempo argumento con el que casi todos sus  
comentaristas están de acuerdo, esto representa una incógnita, y máxime cuando ha  
sido calificado de anticapitalista romántico, llegando a ser esta categoría difícil, por no  
decir imposible, de encontrar en sus primeras obras. A no ser que consideremos la  
forma categórica del estilo libre de objeto (LUKÁCS, 1985, p. 99) a la que hizo  
alusión refiriéndose al estilo que debe adoptar un ensayo que verse sobre el  
romanticismo, que plantea ya en el año de 1910, como modelo para rastrear su  
incipiente anticapitalismo romántico.  
De la misma manera que se pueden ver o no las implicaciones del  
expresionismo alemán en las primeras obras de Lukács aquí no se pueden excluir  
los tres grandes acontecimientos que fueron la base de varios de sus primeros textos:  
la I Guerra Mundial (1914-1918) (cf. EÖRSI, 2011, p. 18) que produjo el escenario  
para escribir la Teoría de la novela; la Revolución rusa (1917) (cf. EÖRSI, 2011, p. 18)  
y el fracaso de la Revolución socialista en Alemania (1918-1919) en la que basó su  
esperanza de una nueva ética proveniente del Este y nutrió de aspectos místico-  
morales los escritos previos a Historia y conciencia de clase, podemos ver igualmente  
des Gesellschaftlichen Seins a Zur Ontologie des Gesellschaftlichen Seins para indicar que su obra no  
pretende ser una exposición cerrada y sistemática de la ontología de la existencia social. En una  
traducción especular, este sería el título de La ontología del ser social (A társadalmi lét ontológiájához);  
pero esta solución es chocante. Creemos que Sobre la ontología del ser social (A társadalmi lét  
ontológiájáról) también expresa el cambio de significado que el autor enfatizó al cambiar el título».  
3
Los dos principales grupos que se formaron alrededor del expresionismo fueron: Die Brücke (El  
puente): fundado en Dresde en 1905 por E. L. Kirchner, E. Heckel y K. Schmidt-Rottluff. Luego se  
sumaron Emil Nolde, Max Pechstein y Otto Müller. Der Blaue Reiter (El jinete azul): formado en Munich  
hacia 1911 por los alemanes Franz Marc, August Macke y Heinrich Campendonk; el suizo Paul Klee y  
el ruso Wassily Kandinsky.  
4
¿Acaso no fue consciente él de las obras cinematográficas de Robert Wiene y la fundamental El  
gabinete del Dr. Caligari (1919); Murnau y su Nosferatu (1922); Fritz Lang y sus increíbles: Dr. Mabuse  
(1922); y Metrópolis (1927); o de Karl Boese y El Golem (1920). Del teatro de Kayser o de Toller, y de  
la pintura de Käthe Kollwitz o Franz Marc?  
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cuáles de los acontecimientos (y las obras dedicadas a la ontología con las que la suya  
dialoga, se enfrenta y trata de dar respuesta), más relevantes que tuvieron lugar en la  
década de los años sesenta están implícitos en la creación de la Ontología. El opus  
postumum tuvo origen en el deseo de Lukács por encontrar nuevas vías de expansión  
para la ontología marxista y, por tanto, su refundación. Los acontecimientos  
contemporáneos a su gestación están presentes en la medida en que reflejan las  
realidades categoriales que precisamente se pretende refundar. De ahí que categorías  
como la manipulación o el consumo de prestigio, que juegan un papel central a la hora  
de ver la nueva realidad económica, pueden ser vistas a los ojos del crecimiento  
económico y los notables avances científico-tecnológicos que permitieron un  
mejoramiento de las condiciones de vida, en gran medida manipulada según Lukács,  
de importantes sectores de la población mundial.  
La construcción de la Ontología discurrió por un camino muy diferente al de la  
otra gran obra del período: El asalto a la razón. Muy acertadamente, Traverso indica  
la exclusión de obras precedentes a la elaboración esta (2021a, p. XVIII). Lukács había  
dejado por fuera quizás por desconocimientoel gran abanico de obras previas  
que habían tratado de alguna manera de dar respuesta al surgimiento del  
irracionalismo en Alemania. Desde Max Horkheimer y Theodor W. Adorno con la  
Dialéctica de la Ilustración (1944), pasando por Siegfried Kracauer y su De Caligari a  
Hitler. Una historia psicológica del cine alemán (1947), hasta llegar a Thomas Mann,  
quien dio forma literaria a la idea del destino demoníaco de Alemania en su novela  
Doktor Faustus (1947). La diferente senda que adoptó la Ontología de Lukács está  
plasmada en las múltiples huellas que se pueden encontrar a lo largo de su obra, de  
las construcciones ontológicas con las que dialoga y a las que además combate. La  
oposición a la concepción del ser del autor de Ser y tiempo contrasta con la sintonía  
que encontró Lukács en la Ontología de Nicolás Hartmann5, y la poca atención que  
prestó al planteamiento ontológico de Sartre en Crítica de la razón dialéctica6. Así  
estos, Heidegger, Hartmann, Sartre y el propio Lukács, hayan tenido los mismos  
5
«… los escritos ontológicos de Hartmann actuaron como catalizadores del pensamiento de Lukács;  
muy probablemente le inculcaron la idea de buscar en la ontología y sus categorías la base de su propio  
pensamiento». Véase N. Tertulian. G. Lukács, Prolegomeni all'ontologia dell'essere sociale. Milan: Edizioni  
Angelo Guerini e Associati, 1990, p. XVIII.  
6 Nicolás Tertulian habla de lo decepcionante que resulta la escasa referencia del filósofo francés en la  
Ontología. El tratamiento superficial que recibe Sartre (en referencia a la disputa entre la dialéctica de  
la naturaleza y la dialéctica social) impide que se pueda hablar de una confrontación seria entre las dos  
posturas. Además de esto, Lukács habla de que debido a lo caótica que encontró la obra de Sartre  
abandonó su lectura. Tomado de Revue de Métaphysique et de Morale. Oct.-dic., 1978 (año 83), n. 4,  
pp. 498-517. Traducción del francés por: José Félix Hoyo Arana. Tertulian, N. Ontología del ser social.  
Gyorgy Lukács y la reconstrucción de la ontología en la filosofía contemporánea. Universidad Autónoma  
Chapingo, 1987, p. 32.  
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adversarios, el neokantismo, el positivismo y la fenomenología husserliana, los caminos  
que tomaron para superarlos fueron diferentes (TERTULIAN, 1978, pp. 21-2).  
El vínculo teórico entre Lukács y Hartmann lo encontramos ya desde la Estética.  
Es por eso por lo que las formas categoriales que los enlaza tienen un fundamento  
distinto del ontológico, así la estética lukácsiana contenga en su interioridad una  
concepción bien definida de lo que es el ser. Un primer acercamiento implica a  
categorías relacionadas con la crítica teológica (LUKÁCS, 1966a, pp. 129-30); o con  
aportes que orientan a Lukács hacia la elaboración de categorías tan complejas como  
la distinción entre el hombre entero y el hombre enteramente (LUKÁCS, 1966b, p. 363);  
aunque también se opone a la visión fenomenológica hartmanniana en la discusión  
contemplativo-espacial arquitectónica (LUKÁCS, 1966b, pp. 364-5). No se trata de  
mostrar todo el influjo, sino de ver que ya existía entre ellos una conexión que se  
expandió cuando se pasó a la Ontología.  
Hartmann, que entre 1935 y 1950 diseñó su sistema ontológico, hasta ahora  
no superado «… en nuestro presente falta una auténtica crítica ontológica. Como ya  
se ha expuesto anteriormente, Nicolai Hartmann es el único que ha abordado esta  
cuestión con conocimiento e inteligencia, al menos en la ontología del ser natural  
también con éxito» (LUKÁCS, 1986b, p. 390), le brinda a Lukács las herramientas  
ontológicas con las cuales construir un puente con la heterogeneidad de las  
introducidas por Marx. En su Ontología Lukács se propone poner en concordancia las  
categorías modales introducidas por Hartmann de posibilidad, casualidad y necesidad,  
con las marxistas de Genericidad en-sí, Genericidad para-sí y procesualidad. En Nicolai  
Hartmann las categorías adquieren el rango de principios del ser [Seinsprinzipien], lo  
que evidentemente se aproxima teniendo en cuenta que Hartmann es posterior a la  
concepción marxistaa la forma que adquieren en Marx, y que es la desarrollada por  
Lukács en la Ontología, como formas del ser, determinaciones de la existencia  
[Daseinformen, Existenzbestimmungen].  
Una de las características principales resaltadas por Lukács son los intentos  
fallidos del neopositivismo y existencialismo de dar cuenta del ser social centrado en  
las figuras de Husserl, Sartre, Heidegger. Estos introducen una ontología  
existencialista, a través de la cual logran una «homogeneización mecánica de las  
categorías del ser, de las leyes del ser, etc., en la naturaleza y la sociedad» (LUKÁCS,  
1984, p. 143). produciéndose un retorno epistemológico al dualismo idealista  
burgués. Heidegger construye su sistema ininteligible e irracional para Bunge  
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(BUNGE, 2011, p. 27) 7 siguiendo las huellas de los precursores del existencialismo  
y da continuidad a la tradición, sirviéndose de categorías tales como la «nada  
dadificadora» [nichtenden Nichts] (LUKÁCS, 1963, p. 294), que Lukács no duda en  
afirmar que son de una oscuridad impenetrable (LUKÁCS, 1967a, p. 305). Las  
categorías principales que «…creen poder encontrar en la investigación  
fenomenológica-ontológica del Dasein… no son más que modos de apariencia  
inmediata de la vida moderna, capitalísticamente alienada y manipulada» (LUKÁCS,  
1984, p. 382). Nos presentan esencialmente a un individuo imbuido de aspectos  
arcaicos como los denomina Blumenberg (2003, p. 41) , aburrido, miedoso (1984,  
p. 389), arrojado [Geworfenheit] o aislado [isoliert] (LUKÁCS, 1984, p. 8). De las  
utilizadas como herramienta para dar el salto de lo fenomenológico a lo ontológico,  
las más destacadas son la reducción, la puesta entre paréntesis o la purificación  
[Reinigen] fenomenológica (LUKÁCS, 1984, pp. 376-7). La base del irracionalismo  
consiste en la pretensión de establecer una antropología filosófica con prioridad  
ontológica del ser sobre la conciencia; separando ámbitos que por su propia naturaleza  
son indisolubles, el antropológico y el social. Esto lleva al método existencialista al  
callejón sin salida de convertir a la filosofía en una antropología idealísticamente  
irracionalista, ya que ineludiblemente sin una ontología dialéctica de la naturaleza  
dejada de lado por irrelevanteno puede fundarse ninguna ontología dialéctica del  
ser humano y de la sociedad (LUKÁCS, 1984, p. 396).  
Después de un largo recorrido que lo llevó desde exiliarse en Viena, residir en  
Berlín, de donde se marchó en 1933 por la llegada de los Nazis al poder, exiliarse de  
nuevo en Moscú hasta el final de II Guerra Mundial, para regresar nuevamente a  
Budapest en 1944 e inmiscuirse de nuevo en actividades políticas, que lo llevaron otra  
vez a la deportación y a poner en peligro su vida, después de este largo peregrinan  
por fin encuentra el momento para dedicarse por completo a sus estudios de ética y  
muy especialmente de estética. Podría fijarse la fecha en la que «comenzó a trabajar  
en su Estética» (cf. EÖRSI, 1976, p. 9) el día 10 de abril de 1957 (RADDATZ, 1975,  
p. 19). Lukács se había fijado un plazo de diez años para escribir una Estética que  
tendría que constar de tres partes, pero «en 1962, solo había completado la primera  
parte del plan» (cf. EÖRSI, 1976, p. 9). Nicolás Tertulian, por su parte, informa que en  
mayo de 1960, en una carta que Lukács dirigió a Ernst Fischer, le anuncia que la  
Estética ya está terminada. En cualquier caso, a principios de la década de los sesenta  
7 «La metafísica es un discurso sobre el Ser, la Nada y el Dasein la existencia humana(HEIDEGGER,  
1953). Objeción: es imposible, porque semejante discurso resulta ininteligible y, además, es  
manifiestamente irracional. Si el lector abriga dudas, lea a Heidegger o Sartre».  
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Lukács sufrió el gran impacto de dar por concluido un proyecto que en un principio se  
había fijado más extenso, de dar comienzo a una Ética que lo embargaba desde sus  
inicios como crítico teatral, y de ver cómo se le imponía la necesidad de escribir una  
obra previa que pusiera en claro los presupuestos éticos que ya se habían puesto en  
marcha en su máquina de pensamiento, como la llama Tertulian (1987, p. 19). Una vez  
terminada esta primera parte se propuso dar continuidad para terminar la obra, pero  
en el plan se interpuso la ética, disciplina a la que le otorgaba en sus primeras obras  
un papel relevante. Llamándola «pureza espiritual» (LUKÁCS, 1985, p. 122) en su  
diario, o como en el caso de El alma y las formas (1911), en donde las acciones  
humanas que se manifiestan en contraposiciones infinitas encuentran en el terreno de  
las valoraciones éticas su completa armonización (LUKÁCS, 2013, p. 131), o en el de  
La teoría de la novela (1914-1915) en donde recibía la denominación de «principio  
unificador» (LUKÁCS, 1999, p. 107). Aunque esta interposición realmente significaba  
«continuar con los objetivos de las conferencias que impartía en la Escuela Libre de  
Humanidades: la creación de una ética radical de la época del mundo moderno»  
(DANNEMANN, 1986a, p. 209).8 Con lo que este cambio de enfoque no fue una simple  
transición momentánea, caso contrario del «paso del término éticaal de ontología”  
… [que según Benseler] se produce de forma espontánea, vehemente y decisiva» (cf.  
1986b, p. 733), si no más bien regresar a los intereses que ya le preocupaban en los  
años previos a Historia y conciencia de clase. Es este el momento en el que descubre  
que es una ética con contenido materialista, es decir, una filosofía de los valores  
apoyada en una normativa humana materialista o siguiendo a Tertulian, elucidar los  
componentes y la estructura de la vida social(1987, p. 19), la que tendría que  
«preceder a la segunda y tercera partes de la estética» (cf. BENSELER, 1986b, p. 731).  
De la misma manera que a «Die Eigenart des Ästhetischen», que nosotros conocemos  
como la Estética de 1963,9 la habían precedido unos Prolegómenos a una estética  
marxista. Sobre la categoría de la particularidad, este nuevo impulso creativo lo empujó  
a la elaboración de un «fundamento ontológico» previo, que lo llevó de nuevo a escribir  
una «introducción ontológica» (cf. EÖRSI, 1976, p. 10) (Prolegómenos a la ontología  
del ser social. Cuestiones de principio de una ontología que hoy es posible) que debería  
servir como fundamento para una mejor comprensión de su pensamiento ético.  
8 Para corroborar esta información también está el libro de José Ignacio López Soria, De lo trágico a lo  
utópico (1978a, p. 235). «Las conversaciones sostenidas en la escuela libre de las ciencias del  
espíritutienen por objeto la agrupación de las artes según las épocas, el problema de la trivialidad,  
la importancia de la ética».  
9 La publicación de la Estética en alemán por la editorial Luchterhand es de 1963 en dos volúmenes, y  
en español es de cuatro volúmenes por la editorial Grijalbo es de 1966.  
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Los orígenes de los Prolegómenos para la ontología  
«Estos Prolegómenos, que evitan el rígido dualismo de las partes histórica y metodológica, no  
son en realidad un prefacio a la “Ontología”, de hecho no son un prefacio en absoluto: son la suma  
total de una obra que ya no está escrita.» (cf. EÖRSI, 1976, p. 12)  
«Sin embargo, no hay muchos ejemplos en la historia de introducciones independientes tan  
detalladas… Es posible que más adelante estos Prolegómenos representen la parte más importante  
de la “Ontología” como autodeclaración.» (cf. BENSELER, 1986b, p. 742)  
Frank Benseler dice que «en su correspondencia con el editor, Lukács menciona  
por primera vez la Ontologíael 19 de septiembre de 1964» (1986b, p. 731), y  
aunque afirma que es la primera vez que Lukács hace referencia a la Ontología, las  
huellas de las inquietudes ontológicas de Lukács no le llegaron de golpe en la vejez.  
En las «Notas para el compañero Lukács sobre la Ontología» (Aufzeichnungen für  
Genossen Lukäcs zur Ontologie) los miembros de la primera Escuela de Budapest,  
Ferenc Fehér, Ágnes Heller, György Márkus y Mihály Vajda, ya afirmaban que «Creemos  
que podemos hablar… [sobre la intención de escribir una Ontología] correctamente de  
la realización de los planes juveniles en la vejez» (cf. 1986a, p. 209).  
Aunque no se trata de hacer un recorrido histórico exhaustivo por todos los  
pasos que llevaron a Lukács a la elaboración de la Ontología del ser social, sí es  
necesario por lo menos enmarcar los momentos más destacados en la concepción del  
pensamiento cumbre de su madurez. Los mayores detalles los proporcionan sus  
discípulos más cercanos, los que la tradición ha llamado la Escuela de Budapest.  
Máxime cuando el propio Lukács debatía los aspectos centrales con ellos. Debemos  
tener en cuenta que los Prolegómenos surgieron precisamente del intenso debate fruto  
de esas arduas discusiones. La técnica empleada por Lukács era que «tan pronto  
comoterminaba un capítulo… [entregaba] el texto a uno de sus alumnos». Durante  
el año de «1968, … [les] presentó el manuscrito completo con el expreso deseo de  
tener con ellos discusiones detalladas y críticas al respecto» (cf. BENSELER, 1986b, p.  
745). Dichas discusiones se desarrollaron en cinco encuentros que … «Tuvieron lugar  
en el invierno de 1968-1969» (TERTULIAN, 2006, pp. 29-53). Y de las que  
desafortunadamente el resultado obtenido, como lo manifiesta Tertulian, después de  
haber sido publicado «tuvo el efecto de crear un prejuicio bastante desfavorable hacia  
el opus postumum lukácsiano, sobre todo en una época en la que el lector no tenía la  
posibilidad de formarse su propia opinión al respecto» (1990, p. XI).  
Los resultados del exhaustivo examen de las diversas partes que componen la  
Ontología fueron presentados a «M. Vajda, quien editó los documentos y llevó el punto  
de vista común a una fórmula unificada» (DANNEMANN, 1986a, p. 211). Los puntos  
fueron presentados en un único informe que contenía las correcciones que se deberían  
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llevar a cabo en cinco puntos centrales de la Ontología. El primero de ellos son las  
Notas sobre la parte I de la Ontología. Sobre la cual afirman que «contiene dos  
concepciones de la antología que se contradicen en muchos aspectos» (cf.  
DANNEMANN, 1986a, p. 232). Le siguió el informe sobre el “Capítulo del trabajo, del  
que afirman que su «mayor defecto es… que precisamente tal problema queda sin  
resolver, o incluso no se plantea en absoluto» (cf. DANNEMANN, 1986a, p. 237). En el  
tercer apartado se aborda el “Capítulo sobre la reproducción, aquí los alumnos  
presentan sus discrepancias en torno a los temas de la libertad y las alternativas.  
Extrayendo citas de la Ontología, para después compararlas y hacer evidentes las  
contradicciones, muestran en la primera de ellas que si la «libertad significa  
exclusivamente que la situación del individuo está determinada cada vez más por  
casualidades, con la presión en primer plano de las leyes económicas generales… [en  
la segunda cita encuentran que] es solo la apariencia de la libertad», con lo que ellos  
encuentran una contradicción con la que se muestran en desacuerdo, ya que esto  
implicaría que «no se podría atribuir ninguna relevancia ontológica al problema de la  
libertad». En favor de su argumentación, ellos dicen que «el creciente papel de la  
casualidad en las decisiones individuales crearía, en efecto, solo apariencia de  
libertad». De estas disquisiciones sacan la conclusión que el «problema de la libertad  
social no puede tratarse en la correlación de las categorías necesidad-casualidad”»  
(cf. DANNEMANN, 1986a, p. 241). El cuarto informe se centra el “Capítulo sobre la  
ideología”, esta vez ellos sugieren que se deben «omitir los dos primeros puntos del  
capítulo», ya que estos dos epígrafes «apenas añaden nada nuevo a lo que se ha  
esbozado en capítulos anteriores», además están repitiendo «casi todo del capítulo  
sobre el trabajo», y no solo lo hacen de manera menos clara, sino que no «llevan a  
cabo el análisis de los momentos ideales» (cf. DANNEMANN, 1986a, p. 246). El informe  
termina con el “Capítulo sobre la alienación”, en términos generales las referencias son  
negativas, no aceptan la concepción básica del capítulo porque la alienación recibe un  
tratamiento solo desde la óptica del individuo, desde la personalidad, y no desde la  
filosofía de la historia (cf. DANNEMANN, 1986a, p. 250). En contraposición con lo  
planteado en la Ontología se encuentran las posiciones adoptadas por Lukács en el  
último capítulo de El joven Hegel y también en el Estudio de Marx (1986a, p. 253). En  
el capítulo de la Ontología dedicado a la Ideología, este es un fenómeno de la sociedad  
en su conjunto, solo en la medida en que en determinadas sociedades gran parte de  
los individuos llevan una vida alienada en la mayoría de las relaciones. Los aportes  
que aparecen en la «Ideología alemanarelacionados con la alienación, que  
contradicen tal interpretación relacionada con el individuo, ni siquiera se mencionan  
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en este capítulo» (cf. DANNEMANN, 1986a, p. 250).  
Sobre el resultado y los efectos que produjo en Lukács el informe llevado a  
cabo por el grupo de amigos y alumnos y la posterior modificación que debería llevar  
a cabo en la Ontología nos informa István Eörsi. Este afirma que Lukács en ningún  
momento llego a poner en duda la concepción fundamental de la Ontología, y mucho  
menos su método de pensamiento. El efecto producido tomó una dirección inesperada  
para los que realizaron los diversos aportes10. Lukács pensó que la exposición sobre  
los temas tratados carecía de capacidad de persuasión, esto lo condujo de manera  
precipitada, era una carreta contra la enfermedad, a la elaboración de un texto  
resumido que ayudara a una mejor comprensión de las supuestas contradicciones que  
existían dentro de su gran obra. De ahí surgieron los Prolegómenos a la Ontología del  
ser social (cf. EÖRSI, 1976, p. 11).  
Referencias directas de Lukács sobre ontología (con una breve  
alusión a la ubicación temporal de las categorías)  
«No es que la historia tenga lugar dentro del sistema de categorías, sino que la  
historia es el cambio del sistema de categorías.» (LUKÁCS, 1986b, p. 740)  
La Ontología está sustentada en un sistema categorial específico de la  
ontología, en constante interacción con los sistemas categoriales utilizados por las  
diversas disciplinas que se ocupan de dotar de sentido la vida del sujeto, desde la  
lógica, la teoría del conocimiento y la metodología científica. «La ontología se define  
como un proyecto de una teoría comprensiva de las categorías que debería servir de  
guía para captar las diversas formas en la que el ser está constituido… los tres grandes  
modos del ser (naturaleza inorgánica y orgánica, sociedad).» (LUKÁCS, 1984, p. 8) Sin  
pretender desde luego agotar el tema, sino más bien brindar un ámbito de actuación  
que nos lleve de ver los complejos del campo categorial (que van desde obras muy  
tempranas, principios del siglo XX, hasta el tercer cuarto de siglo, en donde el modelo  
categorial sigue vigente, pero con cambios sustanciales en su desarrollo), podemos  
hacer una breve reseña de las categorías que el autor ha puesto en juego en sus obras.  
De este modo podemos encontrar alusiones directas sobre un sistema de las  
categorías en gestación en obras como Sociología del drama moderno (1909, cf.  
LUKÁCS, 1984, p. 8). Acerca de la pobreza de espíritu (1910, cf. LUKÁCS, 2015); el  
Diario redactado entre 1910-1 texto central para entender esta primera etapa, El  
10 Nicolás Tertulian rechaza explícitamente la dura crítica de los inmediatosalumnos de Lukács (cf.  
TERTULIAN, 1992, p. XII).  
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alma y las formas (1911), en donde él las nombra directamente como categorías  
valorativas (LUKÁCS, 2013, p. 46), hasta La teoría de la novela (1914-5), donde estas  
son llamadas categorías historias inmaduras, y para remarcar su importancia y  
radicalidad indica que los conceptos técnicos (las categorías) abarcan incluso al Dios  
mismo (LUKÁCS, 1999, p. 108), o la Estética de Heidelberg (1916-1918), en donde  
estas tienen el cometido de contribuir con el distanciamiento que Lukács emprende de  
la fenomenología metafísica, con su intento de otorgar un nuevo método de valor a  
las representaciones estéticas de significado, y a buscar un acercamiento a una  
fenomenología estética que dote al sujeto valorador de una capacidad desprejuiciada  
y neutral (LUKÁCS, 2022, p. XVII).  
Desde este primer período ensayístico-romántico se puede dar el salto a los  
ocho ensayos político-filosóficos (KELEMEN, 2014, p. 3) que componen Historia y  
conciencia de clase. Aquí la meta cambia, ahora se trata de establecer la relación  
existente entre el pensamiento de Marx y el de Hegel. Las categorías se convierten en  
dialécticas, la comunidad de estados de ánimo es sustituida por categorías  
constitutivas del ser que tendrán que ser utilizadas, no solo como un instrumento del  
conocimiento «epistemológico», sino de transformación de la realidad del sujeto  
histórico «ontológico»; se abre paso un nuevo sistema categorial que tendrá su  
culminación perfecta en la Ontología. Ahora el predominio pasará a las categorías de  
la alienación [Entfremdung], la cosificación [Verdinglichung] y la enajenación  
[Entäußerung], que tendrán que ser abolidas, superadas y transformadas a través de  
un sistema catártico (LUKÁCS, 1966b, pp. 336; 491) similar al de la tragedia griega,  
o sustituido siguiendo el modelo de la teoría ética spinoziana de los afectos (LUKÁCS,  
1966a, pp. 127; 184; 187 ff.), modelo que tendrá un papel decisivo tanto en la  
Estética como en la Ontología (LUKÁCS, 1986b, pp. 527; 650). Aunque es cierto que  
la catarsis desaparece en la Ontología, en donde la teoría de los afectos ocupará un  
lugar central, será en la gran obra previa, la Estética, en donde estas dos formas  
categoriales se pondrán en escena para mediar entre la vida cotidiana, la ciencia y la  
ética, junto con la producción y reproducción artística (LUKÁCS, 1966a, p. 13).  
Este breve resumen nos lleva de estas dos originarias y fértiles etapas al que  
podríamos considerar el tercer gran período ensayístico-antifascista (KLEIN, 1990) y  
critico-literario que desarrolló en su estancia en Rusia llamado quizás de una forma  
un poco exagerada por Enzo Traverso: periodo estalinista(2021a, p. IX), para pasar  
así a la cuarta etapa repleta de contenido estético, en donde el sistema se perfecciona,  
y de este modo poder ubicarnos en el quinto y último periodo ya plenamente bajo al  
abrigo de la ontología, en el que el sistema adquiere su madurez definitiva. Aunque la  
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Los orígenes del pensamiento ontológico en Georg Lukács  
ética no aparece en este breve resumen, ella está verdaderamente presente en todos  
ellos. Podríamos afirmar que es el telón de fondo detrás del cual se desarrollan todos  
los demás. Recordemos que la obra que nos ocupa, la Ontología y los Prolegómenos,  
que escribió para despejar las dudas que surgieron entre sus discípulos, tenía como  
intención inicial la construcción de una ética.  
De este modo, nos encontramos con que las aportaciones sobre aspectos  
ontológicos durante el primer período creativo de Lukács son escasas. Para encontrar  
referencias directas, lo cual no ocurre ni con la ética, de la que está imbuida toda la  
primera etapa, ni con la estética (de la que los signos son inequívocos), debemos  
servirnos de las constantes referencias a las vivencias y a los estados de ánimo. Es  
importante considerar que estas categorías se encuentran entre las más utilizadas, no  
obstante, no en el sentido ontológico que adquirirán en su obra posterior11. Es por  
eso por lo que cuando nos encontramos una expresión como «técnica visual» (LUKÁCS,  
1985, p. 76) para referirse a la capacidad que él tenía, no solo de ver a los demás,  
sino de valorarlos, nos asaltan las dudas sobre si esta es ya una inmadura categoría  
ontológica. O cuando, refiriéndose al lugar que ocupa Irma en su vida, acude a la  
contraposición categorial teológica al considerar que debe o bien valorarla como  
sagrada, o alejarla de él, condenándola (LUKÁCS, 1985, p. 90). Lo mismo nos ocurre  
con formas anímicas, pero con un trasfondo categorial, como lo puede ser el recuerdo  
(LUKÁCS, 1985, p. 78), o la evocación (LUKÁCS, 1966b, p. 27), ambas formas alusivas  
al mismo sistema, separadas por una gran distancia (el Diario de 1910 y la Estética de  
1963), utilizadas de forma totalmente distinta, pero cumpliendo una función categorial  
clara.  
Si para detectar en el primer período las huellas sobre ontología había que  
ejercer una semi labor arqueológica, pasa todo lo contrario en la que hemos  
denominado cuarta etapa, esto es, la de la estética. Desde luego que la exclusión  
forzada de la actividad política, o más que la exclusión, la expulsión de la vida pública,  
fue el detonante que puso en marcha el movimiento que derivó en la construcción de  
la Estética. Obra en la que define con precisión el lugar que ocupa el ser humano «…  
el hombre, ya en su hacerse tal y aún más en su existencia como hombre, es un ser  
social» (1966b, p. 207). De ahora en adelante solo tendrá que desarrollar y profundizar  
11 Las ocasiones en las que el Lukács joven (1910) se refiere a un sistema categorial propio son escasas,  
pero cuando lo hace deja entrever que es plenamente consciente de que no solo las conoce, sino  
también de que las utiliza. Un caso claro lo podemos ver cuando hace referencia a una antítesis  
categorial que lo está afectando directamente: felicidad/infelicidad u optimismo/pesimismo. Esto además  
es una prueba de la tesis que hemos venido sosteniendo a través de este artículo, y es el empleo de un  
sistema categorial, con influencia directa en aspectos ontológicos, pero plenamente imbuido de  
contenidos anímicos (LUKÁCS, 1985, p. 110).  
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esta premisa. Lukács advirtió la presencia tanto de rasgos estéticos como ontológicos  
en la obra de Marx. Pero aun siendo esto así, también supo detectar la ambivalencia  
que se encontraba debajo del ropaje dialéctico «… Hay y no hay una estética marxista»  
(1966a, p. 16). En caso de estar presente, pero diluida en toda la obra, entonces la  
labor tendría que ser de «conquista» a través de una trabajo de investigación  
autónomo. En el caso contrario, su entusiasmo lo empujó a pensar que ante «la duda  
de su existencia … [entonces dicha estética tendría que ser] creada» (LUKÁCS, 1966a,  
pp. 16-7). Con la ontología pasa lo mismo, en Marx hay una ontología subyacente,  
solo hay que despertarla12. Ese largo recorrido, que hemos superficialmente  
bosquejado aquí, tuvo sus comienzos en Hegel, se afianzó después de haber realizado  
estudios de economía y dialéctica, para desembocar en la obra que ahora nos ocupa  
(LUKÁCS, 1985, p. 43).  
Tratamiento temporal del desarrollo lukácsiano hasta llegar a la  
ontología (Se incluirán los aportes más significativos de este  
desarrollo)  
El momento en el que Lukács inicia su obra fundamental está claramente  
demarcado. Comenzó tras la suspensión de la Estética programada en tres partes. Así  
es de que el período entre los años 1960 y 1962 podría fijarse como la fecha exacta  
en la que comienza la elaboración de la Ontología. Las referencias son múltiples y  
variadas. Se pueden encontrar por todas partes. La proliferación de estudios que hay  
sobre Lukács abundan en información biográfica sobre el origen de la obra que nos  
ocupa. En este artículo ya se han hecho, y se harán, aportes conducentes al  
esclarecimiento de la génesis de esta importante obra.  
La división temporal, el giro que marca un cambio brusco en el desarrollo del  
pensamiento, la creación de una obra que rompe los paradigmas tradicionales, todos  
son parámetros válidos que ayudan a organizar los contenidos objeto de estudio. La  
vida de Lukács, al igual que al de muchos otros, sufrió esta clase de clasificaciones. Lo  
más común es realizar un contraste entre dos partes; pero antes de mostrar la división  
que llevan a cabo los expertos nos atrevemos con una catalogación propia. El estudio  
detallado nos ha llevado a hacer la división en cinco períodos: todo comienza con un  
período ensayístico-romántico (con fuerte actividad cultural: gran cantidad de textos  
relacionados con el drama y el teatro, fundación del Teatro Thalía); continúa con dos  
etapas entrelazadas, la de los ensayos político-filosóficos (socio-ontológicos); y el  
12  
«Un intento de devolver realmente el pensamiento del mundo al ser solo puede hacerse hoy en día  
en el camino de despertar la ontología del marxismo.» (LUKÁCS, 1984, p. 34)  
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ensayístico-antifascista o critico-literario llamado por M. Buhr «teórico literario y  
crítico de la filosofía imperialista»(cf. BUHR, 1986a, p. 13.; LUKÁCS, 1990, p. X.)  
(estas dos con un acento muy marcado por la actividad política y la clandestinidad); en  
la cuarta posición optamos por el imponente y determinante período estético (como  
una prolongación de las investigaciones llevadas a cabo durante su estancia en Rusia);  
y clausuramos con el período ontológico (en el que como es lógico confluyen todos los  
demás).  
Por otra parte, lo normal es encontrarse con denominaciones tales como el  
joven y el viejo Lukács (FERENC et al., 1996, p. 79); para este último período Venancio  
Andreu se sirve de la expresión Lukács maduro (ANDREU, 2020, pp. 9; 11 ff.); el primer  
período y el segundo; el premarxista y el postmarxista; el teórico y el práctico. Estas  
subdivisiones dependen de las preferencias de quien las haga, y desde luego, de la  
riqueza de matices y vivencias que tenga el retratado, que en el caso de Lukács son  
múltiples. Se suele decir que hay un Lukács previo y posterior al marxismo. López Soria  
agrupa en el concepto de lo trágico las vicisitudes de este primer período; Löwy se  
inclina por la denominación de anticapitalismo romántico (LÖWY, 1978d, p. 100); de  
las cuatro subdivisiones que ha establecido recientemente Traverso podemos  
acomodar las dos primeras en esta sección: «Primero hubo un momento juvenil,  
premarxista, romántico, mesiánico e idealista, moldeado por obras aclamadas como El  
alma y las formas (1912) y Teoría de la novela (1916)» (TRAVERSO, 2021a, p. IX).  
Después le llegaría la hora el momento «“extremista, … [que llega] cuando Lukács se  
hizo comunista y participó en la Revolución húngara de Béla Kun, en la que produjo lo  
que suele considerarse su obra marxista más creativa: Historia y conciencia de clase»  
(TRAVERSO, 2021a, p. IX). Rüdiger Dannemann pone el énfasis en la visión mitológico-  
religioso presentada por Lukács en los apuntes del libro sobre Dostoyevski (1986a, p.  
10).  
López Soria se ocupa del primer período de Lukács que él denomina trágico. El  
período posterior será llamado por él: el periodo utópico. Desafortunadamente, los  
finos análisis no llegan hasta el periodo de madurez, allí nos habla de un Lukács  
descubridor de perspectivas, que tenían que ser superadas una vez se alcanzaba el  
horizonte, que no había sido puesto como meta, sino como simple punto de vista  
lejano en el camino que se proponía emprender siempre en su incesante búsqueda  
intelectual (SORIA, 1978a, p. 234). Por eso es por lo que López Soria nos habla de la  
ubicación permanente de Lukács en ese horizonte siempre cambiante; horizonte que  
ha de servir para saltar de lo trágico a lo utópico. Y no es que ese salto se deba a un  
cambio de paradigma teórico-filosófico, sino más bien, que implica aspectos  
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vivenciales reales y concretos, tales como sus deseos permanentes de suicidio («mis  
actuales estado de ánimo suicidas son extraños»13 llega a escribir en su diario), que  
una vez superados, superado el horizonte trágico, darán cabida al desplazamiento de  
la angustia ante la falta de sentido de la vida individual al horizonte utópico, aunque  
revestido de utopismo burgués, en donde el nuevo sentido encontrado para la vida en  
el horizonte ubicado en el oriente de Europa, la Revolución Rusa, harán que el destino  
de su vida cambie para siempre.  
Nicolás Tertulian, que se distingue por hacer finos y breves análisis aunque  
Traverso lo acusa de ser uno de los críticos más indulgentes en cuanto a la valoración  
del Asalto a la razón(2021a, p. XXIX), dice sobre este primer período que Lukács  
estuvo influenciado por las lecturas de Meister Eckhard, Kierkegaard y Dostoyevski .  
Como es bien sabido, los principios de estos sistemas de pensamiento están  
diseminados por toda la obra anterior a la incursión de Lukács en el marxismo. Dicho  
brevemente, la relación entre Kierkegaard y Regina Olsen fue el detonante para la que  
se estableció entre Lukács e Irma Seidler; la lectura de Dostoyevski fue la luz que se  
encendió desde el Este y en la que Lukács encontró por fin la refiguración del nuevo  
Homero. Pero Tertulian abre vías insospechadas para nosotros, alejadas de la parte  
vivencial que a veces es la que un lector desprevenido puede hacer, y nos dice que  
estas lecturas contribuyeron a la elaboración de una interpretación del marxismo,  
centrada en la crítica de la reificación y vocación no conformista (TERTULIAN, 1987, p.  
11) que se distinguirá de la institucionalizada por la ortodoxia marxista, y que será en  
definitiva la que marcará gran parte, no solo de la recepción de la obra en el mundo  
del Este, sino incluso el propio proceso vital del autor.  
Sobre la segunda etapa del desarrollo del pensamiento de Georg Lukács, casi  
todos coinciden en llamarla la etapa de madurez. En la reciente publicación en inglés  
del Asalto a la razón, de cuya introducción se encargó Enzo Traverso, podemos  
encontrar que dentro de la cuádruple partición que él hizo del proceso productivo de  
Lukács, ubica en la etapa de madurez su estancia en Moscú, que él la califica de tercer  
momento, en que según él Lukács fue «estalinista». Nos informa además que  
posteriormente había publicado las «Tesis sobre Blum» (1928) y que había tomado  
parte de la revolución húngara del 1956, en la que el viejo filósofo estuvo, una vez  
más, profundamente involucrado (TRAVERSO, 2021a, p. IX). Continúa Traverso su  
esquema diciendo que el último paso, que ocurrió desde 1956 hasta su muerte  
ocurrida en 1971, fue el período del abandono del estalinismo (TRAVERSO, 2021a, p.  
13 En el mismo Diario llega incluso a decir: «creo que me pegaré un tiro en la cabeza» (LUKÁCS, 1985,  
p. 90).  
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Los orígenes del pensamiento ontológico en Georg Lukács  
X) y la creación de la Escuela de Budapest. Siendo correcta toda la información que da  
el biógrafo italiano, se echa en falta mencionar que durante lo que él llama estalinismo  
fue la época más productiva de Lukács (en pie de página anterior está todo el catálogo  
de las obras que Lukács escribió en Moscú).  
István Eörsi, que tuvo el privilegio de compartir con Lukács los últimos días de  
su vida, en donde además realizó grabaciones en audio para poder terminar el  
contenido de la última obra de Lukács, Pensamiento vivido [Gelebtes Denken], nos  
proporciona datos más exactos sobre este período, que está imbuido de las ya  
conocidas autocríticas y de los proyectos para un renacimiento del marxismo. En  
cuanto a las autocríticas, está suficientemente claro que las llevó a cabo para  
permanecer siempre dentro del partido, posición que adoptó hasta 1956. Lukács era  
plenamente consciente de que la lealtad a este era la única manera de poder mantener  
un vínculo con las actividades sociales y de esta forma, a través de sus posiciones  
filosóficas, intentar ejercer alguna influencia en el desarrollo social. De ahí que la  
fidelidad al partido estuviera siempre para él por encima de los intereses personales  
(LUKÁCS, 2011, pp. 13; 19-20, ff.) Del otro lado, este período vio nacer las grandes  
obras sistemáticas de Lukács, la Estética y la Ontología, que estaban destinadas al  
trabajo de reforma del marxismo que Lukács se había impuesto, y que además no  
fueron pensadas, dice el propio Lukács, en vida de Stalin (2011, pp. 13).  
Este intento de acercamiento temporal que hemos hecho tanto al periodo  
juvenil como al de madurez, termina con los aportes dados por Nicolás Tertulian sobre  
este último. La gran madurez intelectual de Lukács produjo cuatro obras de gran  
calado, destinadas en parte a distanciarse de la práctica política y filosófica del  
estalinismo (TERTULIAN, 1987, p. 11). En orden cronológico de producción, las obras  
son: El joven Hegel (1938); El asalto a la razón (1954); la Estética (1963) y por último  
la obra de la que nos estamos ocupando La ontología del ser social (1971).  
Como último referente de este epígrafe, valga hacer algunas alusiones en  
cuanto al título de la Ontología del que Frank Benseler informa en el epílogo. Según  
este, Lukács conocía un manuscrito de Ernst Bloch que había sido enviado al editor de  
la Ontología. Dicho texto llevaba por título Cuestiones filosóficas básicas I  
[Philosophische Grundfragen I]. «Sobre la ontología del aún-no-ser» [Zur Ontologie des  
Noch-Nicht-Seins]» (cf. LUKÁCS, 1984, p. 733). Aunque de una forma un poco  
maliciosa, actitud en torno a Lukács que no solo ha mantenido en otras partes del  
epílogo, sino que comparte con el mismo Bloch, insinúa que Lukács se apoderó del  
título (cf. LUKÁCS, 1984, p. 733).  
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Recepción de los Prolegómenos y de la Ontología  
«Lukács… había aprendido, entre otras cosas por consideraciones políticas,  
que había que tener en cuenta el lugar, el momento y la forma e publicación  
en relación con el efecto deseado.» (cf. BENSELER, 1986b, p. 742)  
La recepción de la obra póstuma de Lukács, como lo calificó István Eörsi, ha  
tenido diferentes formas dependiendo de la cultura, la época, el tipo de receptores y  
hasta del país de esta. Se pueden encontrar desde contradicciones, rechazo total o  
parcial, aceptación con matices o admiración. Haremos unas breves alusiones, solo en  
eras de la claridad, a las opiniones que han dado los mayores expertos, entre quienes  
se encuentra sin ningún género de dudas Nicolás Tertulian. Este filósofo rumano  
nacionalizado francés, que se ha erigido en la figura más destacada en los estudios  
lukácsianos, llegando a convertirse sus estudios sobre Lukács en clásicos ineludibles  
estudios más completos, dice Dannemann(1986a, p. 15) a la hora de abordar la  
obra del filósofo húngaro. Algunos de los detalles más llamativos sobre la recepción  
de la Ontología radican en lo extraña que se volvió su recepción, incluso dentro del  
círculo de amigos y personas más cercanas. Dannemann comenta que hasta el mismo  
Habermas consideraba superflua la lectura del opus postumum, La ontología del ser  
social, «y uno se da cuenta, por sus escasas referencias a la obra, de que ha procedido  
en consecuencia» (1986a, p. 15).  
Otra forma de ver lo extraña que se volvió la recepción de la última de obra  
Lukács es el tipo de juicios que se hacen sobre algunas afirmaciones de este. Un par  
de ejemplos sencillos los podemos ver en Frank Benseler. Cuando Lukács dice haber  
visto que en el mundo filosófico occidental hay una confusión evidente en el manejo  
de ciertas categorías, Frank Benseler por su parte, piensa, de manera un poco dudosa,  
que «… se ve claramente cómo Lukács se entiende a sí mismo desde el punto de vista  
filosófico e histórico universal en la sucesión de Lenin y qué reivindicaciones hace»  
(1984, p. 732). Y ante los diferentes caminos que tomaron las producciones de Bloch,  
que tomó el ensayo como forma de expresión, y el ya distante Lukács, que con su  
forma sistemática había llegado alturas inalcanzables, Benseler arremete de nuevo  
insistiendo en que «Lukács se ve a sí mismo como incomparable en la materia,  
sintiendo una carga histórica» (1984, p. 733). Hay que insistir en que este tipo de  
valoraciones hicieron más bien poco por difundir el gran último intento, para decirlo  
con Tertulian, de reestructurar el marxismo desde un sólido sistema ontológico.  
Los trabajos que publicó Nicolás Tertulian, un filósofo de tradición europea, que  
supo poner distancia objetiva con la obra, lo que a su vez le permitió hacer un  
acercamiento objetivo, serio y responsable, ejerciendo de esta manera una gran  
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Los orígenes del pensamiento ontológico en Georg Lukács  
influencia en la recepción positiva que la obra tuvo en el mundo latino. En el que se  
inscribe la tradición de la madura recepción de la Ontología que han hecho de ella  
tanto en Italia, Guido Oldrini, Alberto Scarponi entre otros, como en América Latina,  
muy especialmente en Brasil. Sin por ello mermar los grandes logros obtenidos en  
Argentina de la mano de Miguel Vedda y su estrecho colaborador Antonino Infranca,  
estando ambos entre los mayores conocedores y divulgadores del pensamiento, no  
solo lukácsiano, sino marxista en general; a la par de los significativos aportes que ha  
realizado, y aún realiza, José Ignacio López Soria, experto conocedor de la primera  
obra de Lukács también está en la preparación de una obra sobre la etapa de  
madurez; gran pensador peruano con quien no solo todos estamos en deuda, sino  
también el filósofo al que le debemos agradecer la introducción del pensamiento del  
filósofo húngaro en América Latina.  
Sobre la recepción negativa que tuvo la obra cumbre de Lukács, Tertulian de  
nuevo pone de manifiesto que el momento de su publicación en Alemania, 1984 y  
1986, coincidió con la publicidad que se estaba dando el Europa sobre el hundimiento  
del marxismo (TERTULIAN, 1990, p. XII), esto provocó que el máximo intento de una  
reconstrucción de este no fuera bien recibido. Lo mismo había ocurrido en 1980 con  
la primera traducción al inglés del Asalto a la razón que había salido a la luz, justo en  
momento en el que la fuerza de empuje de la obra madura de Lukács seguía sumergida  
en las aguas oscuras de la «crisis del marxismo» (TRAVERSO, 2021a, p. XII). Además  
de esto, el informe de los alumnos de Lukács, la Escuela de Budapest, contribuyó de  
manera notable a la recepción negativa de la obra. En esta misma dirección van los  
aportes de Rüdiger Dannemann cuando nos informa que «La tarea de la escuela no  
era en última instancia otra que criticar esta construcciónde una ontología marxista  
hasta que quedó claro, al menos para nosotros, que no puede existir en absoluto una  
ontología marxista» (1986a, p. 18).  
Conclusión  
Después de haber sido testigos de todos los avatares que ha atravesado el  
Opus postumum lukácsiano, la indiferencia, la aceptación con matices, la utilización en  
beneficio propio a costa de desfigurar la obra (Escuela de Budapest) y la aceptación  
crítica, podemos decir como consideración final a este artículo que en nuestra  
contemporaneidad se están realizando esfuerzos encaminados a proseguir con las  
premisas expuestas en la Ontología del ser social de Lukács. Sabiéndolo o no, los  
intentos se dirigen de manera clara en esa dirección. La reconstrucción del marxismo  
a través de un desvelamiento científico de las condiciones económicas vigentes  
Verinotio  
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(LUKÁCS, 1986b, pp. 499-500) lo podemos encontrar, por ejemplo, en El capitalismo  
ha muerto de Mckenzie Wark, quien no solo identifica una nueva clase social  
poseedora, diferente a las que poseen los medios de producción y el suelo, la clase  
poseedora de la información (2021c, p. 15), sino que acompaña su análisis de un  
nuevo sistema categorial que surge a la par que el nuevo sistema económico: la era  
post-televisión (2021c, p. 11), los algoritmos de vigilancia (2021c, p. 13), la economía  
política de la información (2021c, p. 13), la clase vectorialista (2021c, p. 75). Aunque  
no es una línea de investigación que esté presente en la Ontología de Lukács, el  
desvelamiento de las nuevas condiciones económicas tiene que venir acompañado por  
necesidad por un nuevo sistema ontológico. Las nuevas tecnologías han ayudado a  
enriquecer las nuevas concepciones del ser que se derivan, como es lógico, del  
surgimiento de nuevos seres. En Ontología Cyborg, Teresa Aguilar nos habla de la era  
de la poshumanidad (2008, p. 15). Aquí la ontología indica que su nueva nomenclatura  
es designar al hombre como tecnocuerpo (2008, p. 19), en la que el cuerpo es textual  
(2008, p. 14). La disciplina que debe ser utilizada para comprender el nuevo campo  
categorial tendría que ser la biosemiótica (2008, p. 29), que nos sirva para poder leer  
el nuevo texto en el que se escribe lo humano, ya que nosotros somos un código escrito,  
un lenguaje (2008, p. 14).  
Con estas nuevas herramientas el legado lukácsiano se abre a nuevos  
horizontes para definir al ser social contemporáneo. Dicha labor goza en la actualidad  
de buena salud. Los más recientes avances se están llevando a cabo desde Argentina  
de la mano de Miguel Vedda con un gran trabajo de divulgación, acompañado de  
Antonino Infranca que desde Italia contribuye con el gran conocimiento que tiene de  
toda la obra de Lukács. En España, Venancio Andreu Baldó está realizando importantes  
aportes en torno a la Ontología a través completas publicaciones de contenidos que  
giran plenamente en la órbita ontológica. Los diferentes grupos de investigación que  
hay en Brasil, entre los que destaca el Colectivo Veredas; junto con editoriales que  
apuestan por difundir el pensamiento lukácsiano, como la editorial Boitempo;  
acompañado a su vez de grandes estudiosos, como es el caso de Sérgio Lessa, José  
Paulo Netto, entre todos están llevando a una aplicación práctica directa los postulados  
defendidos por Lukács. Esto es lo que podríamos llamar una recepción ontológica  
verdadera. Lugares en donde la ontología alcanza el objetivo que la misma obra se  
impone.14  
14  
«Si la historización resultara adecuada a su objeto, el campo teórico de Lukács quedaría  
definitivamente identificado como un lugar de fracaso. Quienes historizan a Lukács ya han dejado de  
tomarlo en serio». (DANNEMANN, 1986a, p. 12)  
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Los orígenes del pensamiento ontológico en Georg Lukács  
No solo compartimos el juicio que hizo Enzo Traverso en su reciente  
introducción a la publicación del Asalto a la razón en inglés, para quien la cuarta obra  
importante del periodo de madurez de Lukács debería ser «… incluida… entre los  
mayores logros intelectuales del siglo pasado» (cf. TRAVERSO, 2021a, LIX) sino que  
consideramos que al ser la Ontología la obra cumbre de Lukács, y en ese sentido  
superar las denuncias de irracionalismo plasmadas en aquel, y llevarlas a un nivel  
superior, la Ontología toma la posición de ser una obra de necesaria lectura. Es por  
eso por lo que compartimos las últimas palabras dedicadas a la Ontología del ser social  
por Nicolás Tertulian a la introducción que acompaña las ediciones en italiano desde  
su primera aparición.  
«La Ontología del ser social, en su conjunto, sigue siendo una obra insuficientemente  
explorada y analizada en la multiplicidad de sus ramificaciones: un inmenso bloque errático  
en un paisaje filosófico dominado por movimientos de ideas más conformistas y poco  
sensibles a las grandes cuestiones ontológicas». (cf. TERTULIAN, 1990, p. XXVII)  
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Como citar:  
CASTAÑEDA, Diego Fernando Correa. Los orígenes del pensamiento ontológico en  
Georg Lukács. Verinotio, Rio das Ostras, v. 30, n. 2, pp. 280-300, 2025.  
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300 |  
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