Hacia un realismo bien entendido: György Lukács y Günther Anders como intérpretes de Kafka
Verinotio NOVA FASE ISSN 1981 - 061X v. 27 n. 2, pp. 268-309 - mar. 2022 | 283
concentración y, con él, la identificación sin reservas con su profesión para volverse un
yo disperso y, finalmente, “perruno”. Un elemento que enriquece, precisamente, la obra
kafkiana es la convivencia de una diversidad de tipos, que configuran una visión
diversificada y compleja de la Modernidad.
Las observaciones que hacemos a la lectura de Anders no apuntan de ningún
modo a cuestionar el hecho de que
Kafka pro und contra
es un libro totalmente
excepcional, que en varios puntos abrió líneas de lectura novedosas sobre el autor de
El proceso
. Anders no es culpable de no haber conocido estudios profundos,
exhaustivos e intensamente renovadores que, como ocurre con los de Wilhelm Emrich
(1965) y Walter Sokel (1983), revolucionaron el modo de leer a Kafka, pero que son
muy posteriores al estudio andersiano. Este, por lo demás, cuenta con el mérito de ser
un estudio
personal
, que deliberadamente antecede y, luego, ignora la “moda” Kafka
y los más de 11.000 artículos publicados sobre su obra; un estudio que carece de las
intenciones banales y los desvaríos burocráticos de los
papers
académicos. A esto
hace una saludable referencia Anders en el prólogo de
Hombre sin mundo
(1984):
[…] ¿por quién habrían de ser, pues, tan urgentemente necesitadas, e incluso
leídas las 11.000 [interpretaciones], además de los propios 11.000 autores,
cada uno de los cuales, sin embargo, solo lee una vez el suyo, que espera
poder emplear como tarjeta de visita personal para un “Dept. for German
Literature”. […] No he leído, en todo caso, ninguno de esos 11.000 textos
secundarios; y, por cierto, no solo porque yo, que no pertenezco a la
empresa, no suelo saber nada acerca de la existencia de tales textos, sino
porque en nuestra época, en la que se trata de luchar contra el estallido de
una cierta catástrofe, consideraría inapropiado perder el tiempo revisando
vagones de filología germánica. (ANDERS, 1993, p. XXXVIII)
La libertad de movimientos que muestra Anders supone una sana alternativa
frente a la cosificación de la investigación académica, tanto en el plano del método
como en el no menos fundamental del lenguaje. Como Kracauer, como Benjamin –que,
en nuestra opinión, realizaron lecturas más agudas de la obra kafkiana–, Anders se ha
empeñado en ser un pensador incompatible con las ortodoxias y, a la vez,
comprometido con los problemas más serios y urgentes de su propio tiempo, sin
rebajar nunca su reflexión a la mera propaganda. Como Edmund Wilson, como Orwell,
como el mencionado Kracauer, supo cultivar un estilo accesible para el
common reader
y se preciaba de hacerlo; en
Sobre la dicción filosófica y el problema de la
popularización
(1992) comenta al respecto: “Esa dicción académica no sirve. Es
necesaria una dicción diferente. Una no extravagante. Antes bien, se tiene que dar
‘solo’ el paso de regreso hacia el lenguaje normal. En el habla normal se le habla
a
alguien, y sobre cosas que afectan a ese alguien, y en un tono que ese alguien